LA MIRADA DE LA PULGA
A
modo de prólogo
El autor de estos textos...¿quién
es?
Soy yo, Eusefrindo, un
excéntrico, un anciano que junta palabras; un músico extravagante amante de los
gatos y de los placeres de la buena mesa.
¿Soy un artista?
¿O sólo el que soñó serlo?
Textos que son fragmentos de una
historia; impresiones para llenar una vida con sonidos, palabras,
imágenes, un continuo divagar…
Soy músico y al compás de la
música danzan mis duendes interiores bajo la lluvia, en un día soleado en alas del viento según me vengan ganas.
¿Cómo imagino recordar mi vida?
En una habitación con un gran
ventanal que permita apreciar el jardín, sentado en mi sillón preferido forrado
en terciopelo rojo evocando alguna fecha especial como el día de mi primera
comunión o cuando concurrí por primera vez a la escuelita en mi recordado y querido pueblo de San Luis allá por los años 1940. Dicen
que soy buena persona; si es así lo aprendí de las montañas, los ríos, del puma
y la paloma y de los gauchos que guitarreaban al calor de las fogatas pero
también de las ancianas amigas de mi madre que mentían cualidades personales
cuando se reunían en las tardes del té de los domingos en la casona de la calle
Belgrano.
Una flor marchita en el florero;
las velas a medio consumir en el candelabro de siete brazos; un poco de
ceniza sobre el escritorio del
último cigarrillo de la noche…inocente
poesía, levedad en el corazón.
Me gustan los rincones suavizados
por las sombras pero limpios; poetizarlo todo no es mi intención; algunos de
mis amigos me llaman “ viejo
extravagante” dicho con cariño; yo me río y les digo que sólo trato de
crear mundos de ensueños sentado en la comodidad de este sillón que en mis
locuras llamo Mamerto.
Importa saber; importa tener un
objetivo en la vida, importa poder reconocer cuando nos equivocamos; importa
salvar el silencio en una reunión de amigos con una palabra que resuene como
única; importa poder decir “ tengo miedo” porque eso no significa el final del
mundo.
En estos textos no se desarrolla
una historia, simplemente aprecio perderme en divagaciones que me permitan
superar el tedio de la pandemia y nada más.
Los personajes que me
acompañarán: una rata, una pulga, un atleta de nombre singular, la anciana
amiga de los pumas, Mamerto, mi sillón preferido y varios engendros más, yo,
uno de ellos…
Soy un hombre viejo y anhelo
estar con un amigo, sentir su cálido abrazo, seguro y firme que me infunda
fuerzas mientras escucho su voz que me habla con varonil acento.
Soportar las limitaciones que la
edad impone a la vida lo que fascina e inquieta al mismo tiempo.
Palabras para celebrar, palabras
para disfrutar de sus sonidos simplemente; palabras para venerar la vejez, la
vida, los recuerdos; palabras para agradecer…
Ganas de llorar…¿ por qué
no?...mejor tirarme una rabieta; siento un gusto ácido en la boca, tal vez
porque arrastro el aburrimiento de este día o porque comí cebollas…quiero imaginar
arañas regordetas que, como amigas, me acompañen; los peones de una estancia
ordeñan vacas, cepillan ovejas, bañan caballos y cortan el pasto…¿a qué viene
esto?
¡Plaff!, intento caminar hasta el
cuarto de baño y me llevo por delante un balde con agua, digo una palabrota en
voz baja para no molestar a mi compañero cabeza de araña que duerme roncando
suavemente.
Y me despierto…era sólo un sueño.
La mirada de la Pulga
1
Pulga divagaba algo
aburrida pensando si sería capaz de crear vínculos con otras
pulgas, tener amigos con quienes compartir el día a día haciendo planes,
divirtiéndose, pero...¿ en realidad eso le interesaba o estaba destinada a
permanecer siempre sola?
Bueno...claro...estaba Unmuchacho pero...
Mirándose en el espejo de la
cómoda molesta por el calor del mediodía giró hacia un lado para verse mejor y
pensó:
-Nada mal...estoy delgada, soy
joven, me mantengo ágil y además...
-¿Otra vez mirándote en el
espejo, mujer...?-exclamó Unmuchacho al entrar a la habitación- no te
preocupes, te ves bien- dijo esto con algo de picardía mientras se ceñía la
remera que destacaba la musculatura de su pecho trabajado por el ejercicio.
-Hola-contestó Pulga con voz
apagada esquivando la mirada,-te he dicho mil veces que no me llames mujer...y
sí... no necesito pasarme horas en un gimnasio como algunos, para verme
bien.
-¿Qué te pasa- preguntó
Unmuchacho con una sonrisa...- estás enojada por algo?- yo sólo pretendía...
Pero Pulga no le dio tiempo a terminar
y saltando rápidamente sobre el hombro del joven le estampó un besito en
la boca.
-Humm...el regalito de siempre-,
Unmuchacho se sacudió el pantalón, alisó sus cabellos con ambas manos y
preguntó:
-Oye...¿tienes algún plan para
esta tarde, has pensado en algo o te quedarás encerrada todo el día con este
tiempo hermoso?
-No sé-dijo Pulga-mientras seguía
mirándose en el espejo meneando su cuerpito, pero... bueno...si... me gustaría
ir al embalse del río para ver desde el puente
el bosque y la cascada…hace tiempo que no visitamos ese lugar tan
pintoresco y se me ocurre que hoy sería una linda mañana para hacerlo.
-Está bien...no lo pensemos más y
partamos ahora mismo-dijo con entusiasmo el joven agachándose para sujetar los
cordones de sus zapatillas-¿quieres que prepare una canasta con provisiones por
si se nos despierta el apetito?
-¿Te parece?-preguntó Pulga
girando como bailarina cansada-, en todo caso podríamos comer algo en la
confitería del embalse así no nos cargamos con bultos...
- Bueno...vamos...no perdamos más
tiempo-diciendo esto Unmuchacho abrió la puerta que daba al camino principal,
la mañana lucía espléndida y llenos de entusiasmo emprendieron la marcha hacia
el río con ánimo alegre y despreocupado.
Como siempre, Pulga se había
acomodado sobre el hombro del joven para estar más cómoda observando el paisaje
mientras le susurraba al oído sus impresiones sobre el viaje.
Unmuchacho caminaba con paso firme
y una alegre expresión en los ojos.
-¿Sabes?...- dijo Pulga- hoy me
he sentido un poco deprimida y no sé por qué-¿culpa del calor, tal vez?-, se
rascó suavemente con una de sus patitas.
-No sé, pero no veo el
motivo; tienes la casita que te hice con esa caja de fósforo para que fuera confortable
y no tuvieras que dormir en el piso; no te falta alimento, tu salud es buena y
juntos nos divertimos bastante...¿no?-respondió Unmuchacho dando pequeños
saltos con sus fornidas piernas.
Pulga sin demostrar demasiado
entusiasmo comentó:
-Recuerdo la última vez que visité el río… tú estabas
sentado en una hamaca leyendo muy concentrado y fue en ese día que nos conocimos y enseguida
congeniamos, ¿te acuerdas?
Llegaron al final del camino; en
esta época del año el río aumentaba su caudal que descendía de las
montañas y pudieron observar una nube de mariposas volando sobre las aguas; más
lejos divisaron el puente que había sido restaurado recientemente y Pulga
aprovechó para descender por la pierna de Unmuchacho hasta alcanzar el
pedregullo del suelo.
Llegaron al puente y Pulga un
poco excitada exclamó:
-Crucemos ahora que no viene
nadie así llegaremos más rápido hasta el mirador.
Unmuchacho sonrió, sabía
perfectamente lo que significaba " llegaremos más rápido" cuando
Pulga decidía caminar a su modo y manera; seguramente tardarían el doble de
tiempo en recorrer el trayecto pero...¿ qué importaba?, no tenían apuro, libres para hacer
lo que quisieran gozando del paisaje que infundía en el corazón un sentimiento
de profunda compenetración con la naturaleza.
El atleta y la Pulga...¡ qué dúo
tan singular!
Sin embargo los paseantes sólo
ven a un apuesto musculoso caminando solo en la soleada tarde.
Tal como pensó Unmuchacho
tardaron tres veces más de lo acostumbrado para llegar hasta el mirador del
puente y observar la cascada que reflejaba el azul del cielo; la fronda
refrescaba la tarde haciendo placentero el descanso de los visitantes; aquí y
allá la naturaleza estallaba en mil colores con la floración de margaritas,
azaleas, rosas, jazmines y tulipanes.
Y fue en esa tarde apacible que
convocó a Unmuchacho y a Pulga para compartir un momento de silencio e íntimo
regocijo cuando ambos en lo profundo de sus corazones se sintieron en armonía.
Después de contemplar en
silencio por un largo rato la cascada y las arboledas Unmuchacho y Pulga emprendieron el regreso como siempre
ella sobre el hombro de él.
"La mirada de la Pulga"
2
Pulga...no, mi verdadero nombre
es "Pulex irritans"...pero...¿ quién puede recordarlo?
Cuando se lo comenté a Unmuchacho
me dijo:
-Oye, bonita... no te lo tomes
tan en serio, simplemente di que te llamas Pulga y listo...Pulga es fácil de
recordar, además... no sólo a vos te pasan cosas con el nombre.
-¿Por qué-preguntó Pulga,
mientras buscaba algo en su casita-¿también pronuncian mal tu nombre?
-Más o menos... algunos han
dejado de llamarme Unmuchacho y sólo me dicen Unmu...Unmu...¿te das cuenta?-…-Unmu
vení…Unmu ¿cómo estás?...¿salimos Unmu?...y dale que dale con el Unmu...¡no lo
aguanto!
El musculoso se miró en el espejo,
bíceps bien desarrollados y los pectorales que la remera marcaba; las horas de
entrenamiento en el gimnasio estaban dando resultado y su profesor le había
felicitado por la constancia y disciplina demostrada.
Él y Pulga y se miraron por
un instante y ambos soltaron una carcajada; el mundo no les inquietaba; estaban
juntos y eso era lo único importante y no como los llamaran.
-Sin embargo-agregó Pulga- estoy
orgullosa de mi estirpe; vivimos en este planeta desde antes de que aparecieran
ustedes los humanos...¿te imaginas? y para darme importancia y para que me
conozcas un poco mejor te diré que soy un insecto sifonáptero, de la
familia Publicidae y formo parte de una sociedad de dos mil especies distintas-concluyó
orgullosa Pulga meneando su cuerpito.
_¡Jajajajajaja...- rió con ganas
Unmuchacho mientras se frotaba las manos-¿con títulos de nobleza ahora...?
-Ya se lo que vas a decir, que
con este cuerpito de tres milímetros apenas si se me puede ver pero tengo
poderosas patas traseras que me permiten dar grandes saltos...¿sabías que puedo
saltar 38 veces mi tamaño?, además, mi lustroso
cuerpo es duro y chato y así puedo abrirme paso fácilmente entre pelos,
cabellos y otras linduras-concluyó Pulga.
Unmuchacho sonrió sin decir nada
mientras hacía algunas flexiones de
cintura.
-Dicen que somos
parásitos-prosiguió Pulga- pero...¿qué es un parásito?, además, me han dicho
que entre ustedes, los humanos, también hay unos parásitos llamados polit…
-¡Mejor dejémoslo así!-
interrumpió Unmu con un gesto de desagrado en el rostro; finalmente no vamos a
sacar nada en claro de esto y..
-Está bien,… está bien… sólo era
un comentario- y pasando a otra cosa-dijo Pulga y se subió a la pierna de
Unmuchacho que se había sentado en un mullido sillón- lo que si me gusta mucho
es bailar...
_¿Qué?- se sorprendió-
...¿bailar? ¿ tú?...¿cómo?...no lo entiendo - y diciendo esto se agachó para
ver mejor a su amiga que en ese momento daba saltitos y volteretas como una
acróbata.
-¡Bravo!..¡.bravo!...aplaudió con
entusiasmo el joven riéndose con ganas.
-¿Sabes qué?...- el baile es muy
bueno para la salud del cuerpo y de la mente-concluyó Pulga y dejó de moverse.
-¿Vas a decirme que también
tocas el piano y cantas...? preguntó él con tono burlón.
Pulga lo miró con algo de
picardía y prosiguió:
-Escucha…, me siento llena de
energía y con ganas de hacer algo fuera de lo común…pero, en realidad quiero
agradecerte por ser tan bondadoso conmigo; por ser guía en mi vida, ´por
escucharme y aconsejarme haciéndome sentir que nuestra amistad es mucho más que
una simple aceptación de las diferencias- la voz le tembló un poco y giró la
cabeza para ocultar su emoción al muchacho; caminó un corto trecho sobre su
brazo y se echó tan pequeña como era
sobre su camisa.
Se sentía muy allegada a ese joven que desde
un principio la aceptó con la mayor naturalidad; él, un atleta, ella, un ser de
tres milímetros y un inexplicable entendimiento entre ambos avanzando en
la vida aportando cada uno lo suyo como verdaderos amigos más allá de lo que
sorprenda, se diga o piense.
Y así viven cada día con
renovadas muestras de cariño y comprensión.
La
mirada de la Pulga
3
Pulga se despertó temprano;
el paseo hasta el mirador del puente del día anterior para disfrutar el
atardecer, la había llenado de energía y con ganas de volver.
Aunque compartían
dormitorio con Unmuchacho ella tenía su propia camita en la caja de
fósforo que era su refugio y que él le había preparado para su comodidad.
Unmuchacho se despertó casi
enseguida y como era su costumbre se desperezó largamente estirado los brazos y
saludando con un:
-Fuen día...naonita-( idioma de
dormido)
-Buen día-respondió Pulga en voz
baja saltando sobre la mesa para observar por la ventana el nuevo día que se presentaba soleado.
Unmuchacho se levantó para
dirigirse al cuarto de baño arrastrando las chinelas con paso lento.
La primera vez que Pulga lo había visto desnudo le llamó poderosamente
la atención la deformidad que tenía entre sus piernas.
¿Qué era ese pedazo de carne que
sobraba y se parecía a las salchichas que de vez en cuando él solía comer en el
almuerzo?
¿Y esos dos sacos que
colgaban junto a la "salchicha"...?
Pulga, confundida, pensó que le
gustaría preguntarle sobre eso a
Unmuchacho pero después se dijo que si en verdad era una deformidad, tal
vez él se sentiría mal al tener que hablar sobre el tema; así que se lo pensó
mejor y lo dejó pasar.
Ambos desayunaron, él, café con
leche con tostadas y mermelada y Pulga se "sirvió" lo suyo en el
perro de la casa que Pulga odiaba un poco por ser merecedor de atenciones y
juegos con Unmuchacho que no compartían con ella.
Luego, y como siempre, a las
apuradas, el joven se vistió, dio un último repaso al portafolio donde llevaba
lo necesario para la facultad, se miró en el espejo alisándose el cabello y con
un alegre:
-Hasta luego, amiguita- partió
rápidamente.
El día se presentaba despejado,
con tiempo agradable y para Pulga la oportunidad de poder visitar a su amiga
Pólex, que vivía casa de por medio, en el gato del plomero Juancho, viejo
manipulador y pretencioso y de mal carácter que todo criticaba viviendo su
rutina diaria de trabajo, comer y jugar un poco con el felino y siempre alguna
copita de licor que no venía mal.
Pulga se dirigió con paso vivo a
la casa de Juancho y allí encontró al gato tomando sol; hermoso gato siamés de ojos
azules y pelaje gris con algunas hebras blancas que realzaban su armonioso
cuerpo.
Pólex y Pulga se hicieron amigas desde que se encontraron por primera
vez en casa de Juancho bebiendo algunas gotas de agua que habían quedado entre
las baldosas del patio.
Pasado cierto tiempo y ya
habiendo entrado en confianza comenzaron las confidencias y así Pulga se enteró que ella era homosexual que en el
lenguaje pulga se dice “rianchi”. Pólex me contó de sus aventuras con otras
rianchi y sus frustraciones al no encontrar una compañera para formar pareja
con quien proyectar un futuro; pero Pólex no se desanimaba y seguía
intentándolo pese a todo.
¡Cómo nos parecemos los humanos y
las pulgas en cuestiones del amor!...¿no?
¿Qué dije...?...¿amor...? ¡ Oh
noooooooooo!
Eusefrindo joven
Hoy quiero que me cuenten una
historia con final feliz, quiero perder la mirada entre el cielo y el polvo de
la tierra; quiero que alguien escriba un bello poema; escuchar música del
romanticismo alemán. Quiero conversar con el amigo que me acompaña degustando
algún dulce y, tal vez, una copita de jerez.
.Quiero ser pájaro en la mañana,
quiero la lujuria verde de la selva.
Quiero el oleaje del mar en el
verano y el silencio que impone la montaña.
Quiero la libertad del vivir sin
importar cómo; soy quien decide mi destino.
Quiero una bolsa de plástico para
cubrirme en invierno y el amigo cuyo nombre me convoque; él será fuerte, decidido, gentil
y constante.
Vienen a mi memoria tiempos
pasados, siempre solo, desganado, pasando horas en silencio con un íntimo
temblor de todo el cuerpo.
Caminando en la serena tarde
trato de no pensar en nada; necesito una caricia...tal vez, una palabra.
¿Continuará así mi vida para
siempre?
Pero no…no me dejo vencer y
curiosamente viene a mi memoria el recuerdo de un episodio vivido durante unas
vacaciones en San Luis, en la zona del Suyuque, veraneando en la quinta de una
familia amiga que tenía como cuidadora
una casera llamada Otilia Vega. Hasta
ahí todo bien, pero esta anciana, mujer iletrada, tenía un amigo singular… un terrible puma que ella alimentaba pensando
que era un gato gordo. El primer día de las vacaciones, estando mis padres, mi
hermana y yo, disfrutando de la apacible tarde en el patio de la quinta, mateando-como
se decía entonces- con unas ricas galletas amasadas por la propia Otilia, vemos bajar de la
montaña el puma que a paso lento se
dirige directo a la casa, en tanto Otilia sonríe apenas mientras prepara un
bebedero mirando al animal sin mostrar el menor temor. De un salto nos levantamos
todos aterrorizados y nos encerramos en la casona mientras mis padres le
gritaban a Otilia desesperados para que se escondiera porque el animal la podía atacar.
Pero la mujer de cabellos canosos
y dientes perfectos pese a su edad ( los lugareños que la conocían suponían una edad de noventa
años o más) sólo respondió:
-Cállense, puebleros, qué saben
ustedes…el gatito bajó de la montaña
cuando era chiquito y yo lo cuidé y lo alimenté y por eso engordó y se hizo
grande, pero siempre jugamos un poco y nunca pasó nada malo- y diciendo esto le
pegaba al puma en la cabeza suaves golpecitos y este respondía con lengüetazos de
satisfacción en la mano de la anciana.
Este juego duró el tiempo que el
puma empleó en beberse todo el contenido del recipiente que resultó ser leche
de cabra.
Luego el puma se volvió
lentamente hacia Otilia y después de empujar suavemente con su cabeza las piernas de la anciana juguetearon un rato
más hasta que el animal se volvió a la
montaña dándose vuelta cada tanto como despidiéndose de la casera que lo
saludaba con la mano en alto.
Esto ocurrió en una tarde de
verano cuando yo tendría unos 16 años en el pueblo del Suyuque de mi querido
San Luis.
Inolvidable.
En soledad
Confrontación…
Paciencia…
Trabajos pesados…
La lluvia cae con violencia…
El mar se agita en furiosos
embates…
Tinieblas…
Sombras.
Enigmas.
Hurgar en el subconsciente
obsesionado con la vejez y sus torpezas, encerrado en la jaula de los
prejuicios.
El juego engañoso de lo expuesto
a plena luz; apreciar en ocasiones la pátina de los objetos viejos cubiertos de
polvo.
La protección de los biombos para
que el mediodía inclemente no destruya el encanto de lo sugerido.
Melancolía.
Difuminar los colores
estridentes; suavizar los ángulos, contener los gestos ampulosos.
Mejor el discreto encanto de un
abanico manejado con maestría.
Disfrutar con lo oscuro, con las
tinieblas, las manchas en la hoja de papel y la incierta luz de las velas.
Soy un anciano, como ya dije, me
agradan los rincones acogedores, las habitaciones pequeñas con escaso
mobiliario, sólo lo necesario.
Amo el silencio; en la iglesia no
soporto la música ni las homilías expresadas con estridente voz.
Algunos templos tienen un
escandaloso derroche de luz eléctrica y grandes luminarias colgando de los
techos.
¿Cómo puede el asistente al
oficio concentrarse en la intimidad de su corazón si, precisamente, falta la
intimidad que prestan la poca luz y el silencio?
En esta tarde apacible mientras
bebo una taza de café sentado en mi sillón preferido, observo los estantes de
mi biblioteca cargados con libros de los más diversos autores: Rodomero
Claromance; Roberto Paranace; Juan de la Cruz Ortega,( el millonario que
escribía poesía Haiku); Eduardo de la Cruz ( el monje que se suicidó cuando fue
descubierta su relación con una menor); María del Carmen Llóbrega ( la famosa
diseñadora de moda que escribió el exitoso libro: " Un escote que muestra
tetas"); Félix David Rosencrazen que es actualmente un hombre de consulta
para todo lo referido al sabio judío Moisés ben Maimón, más conocido por
Maimónides, médico, filósofo,
rabino, teólogo, astrónomo, que
escribió la "Guía de los Perplejos".
Félix D. Rosencrazen es el autor
de un librito que pude conseguir con mucho esfuerzo titulado:
"¿Tenés fuego...-No fumo-... pero yo sí-" publicado en 1962
donde narra el inicio de su amistad con el músico Eduardo Kapresse, amistad que
lleva más de sesenta años, entendimiento de voluntades, respeto y tolerancia.
Sigo observando los libros y se
destaca por su lujosa presentación con la cubierta blanca y letras doradas “El
Arlequín y la bailarina” de Mauricio Di Salvio, donde el autor desarrolla el
romance entre un robot y una joven bailarina de ballet ganadores como pareja
del Premio “ Dore Hoyer” de 1976 en Estados Unidos.
La increíble plasticidad del
robot engañó a los integrantes del jurado que quisieron anular la
participación de la pareja al comprobarse el engaño, pero la reacción del
público que amenazó furiosos a los jueces lo impidió.
Un libro que me recomendaron, y
resultó difícil de encontrar fue “ Hermanos en el juego y en la cama” de André
Polichelli que mereció el Premio “Las Palmas” en 1987 y trata sobre la amistad
entre dos jóvenes rugbiers y las vicisitudes vividas por la pareja para ocultar
la relación amorosa que los unía.
La historia se desarrolla hasta
llegar al final donde los dos jóvenes son asesinados por sicarios a la salida
de un boliche para gente gay…¿por qué?, nunca se supo; el crimen quedó impune gracias a la complicidad de
clubes, el infaltable amiguismo, el dinero y algún político.
Sigo recorriendo con la mirada y allí está "La Esfinge y el
desierto" del egiptólogo Juan Echinofietto que murió aplastado por una
roca mientras realizaba excavaciones en una antigua tumba en Gizeh...en fin...
Ah… y como dejar pasar “Las
condiciones de la felicidad” de mi amigo Matsuo Kamura, el escritor japonés que
conocí cuando vivía en Tigre en 1990; el
libro fue escrito en 1985 y dedicado a Humberto Palacio, llamado por el autor:
el “hermano mágico”. A propósito de este libro, inspirado en la cultura del Japón
de los períodos Muromachi y Momoyama me gustaría citar algunos párrafos.
Cito a Kamura:
1
“Yoshida Tanka llegó de visita a
la casa del maestro Ittei. Como era de rigor, el maestro le ofreció té y
algunas golosinas.
Yoshida aceptó de inmediato y se bebió
el té y degustó los dulces.
¡Qué actitud tan desconsiderada
la de este invitado sin honor que no respetó las formas de la cortesía y la
etiqueta!”
2
“Un kimono de colores llamativos
y dibujos exagerados debe ser desechado.
El kimono no debe interferir con
el espíritu de su dueño.”
3
“Debe comerse utilizando sólo
palillos.
Como en la Ceremonia del Té, un
largo y cuidadoso entrenamiento es necesario.
Esto revela esfuerzo y valor y
también un estilo donde la habilidad en una conducta está regida por las más
finas maneras.”
4
Un abanico es como un ave.
Si su vuelo es gracioso despierta
admiración y entusiasmo.
Si una Dama de la Corte o un
Señor de la espada manejan el abanico
con maestría, se verá brotar de sus manos el vuelo de mariposas multicolores y nacer cientos de bellos
diseños.
De tal modo que un simple abanico
puede transformarse en Maestro de “la belleza de la simplicidad”.
Me molesta un poco la cintura;
cené muy liviano, una ensalada de tomate, lechuga rociada con psyllium y un
postre de gelatina y frutas.
Al incorporarme siento las
piernas pesadas como si hubiera realizado algún esfuerzo
mientras hacía los ejercicios en mi pequeño gimnasio donde
intento mantener el cuerpo un poco más flexible; pero no…hoy no hice rutina
para piernas sino sólo para brazos y
tórax.
Bueno…me fui del tema.
Como digo, la biblioteca es uno
de mis tesoros…bueno…llamarla así…
Sigo dejándome llevar por los
caminos de los recuerdos y me llamo a mí mismo: loco…sí
loco…¿ por qué?...porque creo
pertenecer al grupo de los que se
resisten a las mentiras de la sociedad actual, y porque, pese a mi edad, trato
de creer en el amor, la belleza, la
libertad, desde el espacio sagrado del corazón, en una sociedad que agoniza.
Creo que no hay que bajar los
brazos porque el cambio ya está entre nosotros luchando contra el caos, la desesperanza, las sombras,
los tiempos del apocalipsis.
Pero es necesaria la ayuda de
todos sin esperar que sea el otro el que actúe; debemos poner pasión en lo
bueno; algo permanecerá, un gesto, una palabra, una mirada…un consejo.
En fin…se necesita inspiración
para crear, para lograr momentos de encantamiento mirando al mundo con la
mirada de la primera mañana.
Eusefrindo se reacomoda en el
mullido sillón, pasa sus manos por su blanca cabellera, todavía abundante,
estira un poco el chaleco que ciñe su abultado vientre y se incorpora con la
intención de dirigirse al dormitorio.
Los libros fueron mis
compañeros durante toda mi vida; ahora leer me cansa la poca vista que tengo y
prefiero disfrutar de la música de Beethoven, Mozart, Chopin, Ravel.
Pronto anochecerá, en el
dormitorio encenderé el candelabro de siete velas y tumbado en mi lecho con los
ojos cerrados me imaginaré viajando por un universo silencioso y gris
acompañado por un ángel que será mi amigo, mi único amigo en ese momento y
entonces, tal vez, pueda descansar en paz.
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Almohadas
asesinas
Hombres que hablan con sus
almohadas sobre dioses, héroes, bomberos, policías y asesinos seriales;
confidencias, secretos a medias
pues todos se conocen.
El paso del tiempo marca límites
y los hombres que hablan con sus almohadas se sienten apresados en las garras de recuerdos y
revoltijos de sábanas.
Tres hombres, doce hombres,
veinte, da lo mismo, todos ellos sordos a todo entendimiento con una profunda
desolación que pesa sobre sus almas con
insoportable aburrimiento.
Intentan levantarse con esfuerzo
pero descubren que, de pronto, grandes tortugas rodean los lechos mirando con
sus oscuras pupilas.
Algunas de las tortugas están
abrigadas con mantillas bordadas y otras llevan puntillas y collares.
Los hombres no se sienten
intimidados por estas criaturas húmedas y silenciosas y acercándose las
acarician con gestos amigables.
De pronto, las almohadas
reaccionan como movidas por una fuerza desconocida arrojándose sobre los
hombres aplastando sus rostros.
Inútiles forcejeos, movimientos
convulsivos de los hombres para liberarse de las almohadas que ahora,
enloquecidas, empujan con toda sus fuerzas para impedirles respirar
mientras ríen histéricamente.
El reloj de péndulo del
dormitorio deja sonar las campanadas de la medianoche; en los lechos yacen ahora
desfallecientes los hombres que, hacía poco, hablaban amigablemente con las
almohadas.
Una tortuga giró la cabeza y
preguntó:
-¿Qué carajo pasó aquí?
En silencio y en ordenada fila,
abandonaron la habitación.
Ratta y yo
La habitación impregnada con olor
a sándalo, en el suelo un platito de porcelana contiene el queso que Unmuchacho ha puesto para alimento de Ratta.
En la avenida Cabildo, como de
costumbre, ensordecen los ruidos de motores de automóviles, micros, motos y
alguna ambulancia.
Unmuchacho observa a Ratta
mientras come; esta levanta la cabecita y pregunta:
-¿Qué mirás...no podés dejarme
comer tranquila?
-Oye, nenita... no te pases de
lista… te cuido y te alimento pero nada más-responde Unmuchacho algo molesto.
Ratta piensa:<< en estos
momentos lo único que importa es la comida>>
Sin embargo, reconoce que
Unmuchacho la cuida bien y la protege de Bandido, el gato, que siempre está al
acecho.
Ratta termina de comer el último
bocado de queso y ágilmente salta sobre la rodilla de Unmuchacho sentado en el
suelo; un impulso lo lleva a querer acariciar al animalito pero se contiene.
Ratta entonces le dice:
-Hace tiempo que te veo como
perdido, con cara de bolud..., digo, de estar preocupado por algo...¿qué te
pasa?
-Nada-responde Unmuchacho-al
menos nada que tenga que ver contigo... déjame descansar...¿si?
-Bueno, bueno-responde Ratta
diciendo “no” con la cabeza y moviendo la colita- aquí pasa algo...por lo
general no eres nada simpático pero hoy estás…¿no te habrás drogado?
Unmuchacho deja caer el periódico
que estaba leyendo y riéndose exclama:
-¿Yo... drogado...? ¿eres
estúpida, mujer o qué te pasa?
-Primero, no soy mujer y segundo
soy tu amiga y te quiero bien.-responde Ratta y diciendo esto trepó rápidamente
por el pecho de Unmuchacho y le acarició la barbilla.
Unmuchacho soltó un gas.
Ambos rieron entonces con ganas como buenos
amigos.
Así es la vida... en ocasiones un
gas puede arreglarlo todo.
La mirada de la pulga 4
Unmuchacho mira el paseo de Pulga; por un instante piensa
acompañarla para visitar la playa, subir a la torre de la iglesia o simplemente
sentarse en un banco de la plaza para estar al sol.
Pero esto no es más que un deseo
para compartir tiempo.
Unmuchacho sentado en el jardín
se sacude las migas del pan que está comiendo, Pulga no puede pasar rápidamente
y algunas migas caen sobre ella.
<<Como compañero de juego,
este tipo no me sirve>>, piensa y continúa caminando pero él no está
dispuesto a dejarla ir y decide acompañarla en el paseo.
Se dirigen entonces para dar unas
vueltas por las calles de Balvanera sin
rumbo fijo; una mujer regordeta cargada con bolsas de supermercado al pasar
casi aplasta a Pulga.
Unmuchacho exclama con voz fuerte:
-Oye, gorda, fíjate donde pisas,
casi aplastas a mi amiga.
La mujer se da vuelta y con gesto
pícaro le saca la lengua.
Unmuchacho la mira serio y con
toda intención con una mano se agarra los testículos.
La mujer ríe con ganas y se
marcha moviendo provocativamente el trasero.
En la tarde de Balvanera ha
sucedido un breve drama de la vida cotidiana.
Eusefrindo recuerda….
Un rostro de mujer con una palma
en la mano; el manto azul bordado con estrellas doradas que protege el rostro
de una abuela; una pared pintada de verde y una columna roja que sostiene una
pajarera.
¿Por qué escribo esto? ¿estoy
aburrido?¿cansado? ¿o sólo divago?
La realidad: vejez, canas,
arrugas en el rostro, carnes fláccidas, el caminar inseguro...como ganancia: no
exigirse tanto.
Disfrutar el canto de los pájaros
y el aroma de los rosales que rodean la casa; jugar con el gato y saborear un
vinito.
Celebrar la vejez con sus luces y
sombras que permiten recordar; pasó de todo en esta larga vida de 89 años.
¿Me animo a levantar una pierna
para apoyarla en la mesa del comedor?
Imposible hazaña para quien supo
danzar en su adolescencia con cuerpo de bailarín…y tengo fotografías que lo
testimonian.
Abrazar al amigo querido...¿cómo
sería posible con estos brazos que el reuma ha limitado a movimientos mínimos?
¿Sentarme en una silla que no
tenga un mullido almohadón?...¡no!, apenas tengo nalgas...sí...es así.
¿Soy un robot mal ensamblado?
No sé…
Intentar cantar un tango de la
Guardia Vieja con esta voz cascada...¡ insoportable!
Viejo... vejete...anciano...abuelo...
así me llaman a veces, incluso cariñosamente- el muchacho de la ferretería me
llama" buen hombre"-.
"¡Qué dulce oficio el
vivir!"
¿Quién lo dice?
De "dulce" nada; la
sangre circula perezosa por las venas que alimentan este cuerpo que se niega al
sueño de la noche a pesar del somnífero que tomo antes de meterme en la
cama.
De "dulce" nada, con
este estreñimiento que me obliga a tomar diariamente una cucharada de laxante.
Y me digo:<<nadie sabe que
después de tomarlo me bebo una copita del licor de chocolate que guardo
celosamente para la ocasión>> Las manos, gracias a Dios, se han salvado
del desastre; entonces nada mejor que sentarse en la banqueta frente al piano y
con ánimo de Caballero Andante, con dedos firmes y rápidos atreverse al Tercer
movimiento de la Sonata "Claro de luna" de Beethoven.
El robot no estaba tan mal
ensamblado entonces...¿no?...
---------------------------------------------------------------------------------
Serenidad, claridad, armonía
Pensaba que todo debía tener un objetivo, un final exitoso,
un resultado que me llenara de orgullo.
Cada uno forja sus propios sueños que alienta la esperanza.
¿Alguien dijo que el hombre es víctima de las circunstancias
y no puede impedir que sobre su destino obren fuerzas misteriosas? ; me
siento vacío y envuelto en tinieblas; tiemblan mis carnes y se agita mi
respiración, las emociones me dominan por completo.
¿Sólo a través del dolor se encuentra a Dios?
¿Este cuerpo es un recipiente de carne, huesos, líquidos; la tumba
es su última morada o es verdad que transcurrido un tiempo reencarna en un
conejo, un mono, una rana?
Cierro los ojos y me quedo en silencio
Tal vez deberíamos intentar “dar el salto cuántico que
requiere romper los límites de la realidad objetiva”, como expresa Joe Dispenza
en su interesante libro” Deja de ser tú”.
Entonces...
Subir y bajar repetidamente las escaleras; no iremos a
ningún sitio pero, tal vez, el corazón se agite con este ejercicio.
Seleccionar objetos de los placares para arrojarlos a la basura,
arrepentirse y nuevamente volverlos a colocar donde estaban; mientras
dure este tiempo de locos da lo mismo.
Proyectar algo para el día siguiente y luego no cumplirlo. Así fue
casi toda mi existencia.
Vivir en soledad...no tengo nada que perder.
Algo que puedo hacer es cambiar cada día el sonido de mi voz
y si me miro en el espejo puedo ver mi rostro sonriendo porque estoy
vivo, tengo comida en el plato, amigos para compartir, un sol que me
abriga, una canción en el corazón.
Todo un mundo de palabras me excita; mejor me siento a la
sombra del sauce y descanso.
La presencia de una mariposa me hace compañía y su soledad y
la mía acaban en silencio.
Transformarme según las generales de la ley; seleccionar lo mejor,
cortarlo con un cuchillo, alguna
falta de ortografía y seguir cocinando este guisado.
Control, no perder el control. Pasar el mouse sobre las
coordenadas; tres letras son suficientes: S.C.A.
Serenidad, claridad, armonía. Somos energía, todo es energía, el
universo es energía, “todo lo físico no se compone de materia, sino de campos
energéticos o de patrones de frecuencia e información. La materia es más
<<nada>> ( energía) que <<algo >>( partículas)”( Joe
Dispenza: “ Deja de ser tú”- pag36)
Desapego, iluminación.
Para la caña de bambú un instante de luz evoca su idílica
existencia.
Nostalgia, la búsqueda de lo inútil; este desgranar de ideas es
consecuencia de la pandemia que me deja vacío, desanimado…pero dentro de
mi zona de confort.
Cada día vivo una pequeña aventura encerrado en el comedor de mi
casa; al creerme un monje ermitaño me divierto un poco; subo las escaleras que
conducen a la planta superior pero imagino que escalo una montaña; al mirar por
el amplio ventanal que da al jardín escucho el croar de ranas y el canto de
pájaros que anuncian la llegada de la primavera.
En realidad estamos en otoño y lo único que se escucha son las
bocinas de los automóviles y el rugido de motos y camiones por la avenida
Cabildo.
Rotar las muñecas, girar la cabeza, agitar los brazos como si
estuviéramos bailando salsa; un muñeco estúpido, un robot apenas ensamblado me
saluda agitando la mano.
En la puerta de la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Belgrano,
una señora que se apoya en un bastón, vestida de rojo y con un pequeño
sombrero en forma de cacerola, estira la mano para dar limosna al anciano
sentado en la escalinata que agradece con una dulce sonrisa.
El sol se oculta lentamente detrás del edificio y una música suave
de órgano que proviene del
interior del templo alimenta la paz del corazón.
Maduro o inmaduro, da lo mismo; la vida es una burla y nosotros
piezas de un teatro cósmico.
Leer libros, perderse en fantasías soñando que algún día encontraré
un tesoro que resolverá todos mis problemas; escribir un ensayo que me haga
famoso o llegar a ser un poeta reconocido, me da lo mismo; como dije, somos
marionetas en este teatro planetario bueno para pasar unos años y nada
más.
Ser un sabelotodo, esto es: un científico que formule extrañas
teorías sobre el origen del universo; en el jardín de la plaza músicos
improvisados ejecutan brillantes ritmos de jazz..
Neil Degrasse Tyson dijo: “el Universo no tiene la
obligación de tener sentido para ti”.
¿Y para quién entonces?
Este es “mi” universo, conformado por miles de millones de
galaxias donde nuestra querida Vía Láctea gira a una velocidad de 960.000
kilómetros por hora...¡por Dios!
Las galaxias se están alejando unas de otras- esto ha sido
comprobado científicamente-, y podría ocurrir que este alejamiento podría
detenerse algún día “ y entonces las galaxias volverían a concentrarse
eventualmente en un punto mediante un fenómeno conocido como Big Crunch, o gran
contracción que significaría el fin de todo lo existente”. ( https:
//www.analitica.com )
Recuerdo que Lucrecio dijo que “ el mundo ha persistido durante
muchos años tras haber sido puesto en marcha con movimientos apropiados”.
“Dios creó el mundo, la ciencia muestra el camino que siguió”
( José C. Pena :“Dios y Darwin”. pag 246)
Eusefrindo
sigue con sus divagaciones
Una laguna y una historia de extrañas apariciones para contar.
Los íconos de una iglesia ortodoxa se escapan del altar.
La cabeza descubierta.
Rotar las muñecas.
En el aire se huele a goma recalentada, a aceite quemado; toda la
avenida Cabildo parece respirar un calor húmedo y pesado obligándonos a
soportar estas molestias más allá de nuestros propios deseos perdiendo toda
ambición.
Por momentos la avenida parece un mar de aceite de un gris opaco.
¡Qué largas se hacen las horas sin nada para distraernos!
Automóviles, ómnibus, camiones, furgonetas, motos y hasta una
ambulancia transitan como persiguiendo un destino que los lleva más allá
de la rutina diaria.
Las reglas obligadas del diario vivir: barbijos, distanciamiento
social y mucho alcohol en las manos; protocolo lo llaman...
Camino hasta la ferretería de doña Josefa y pienso: ¿qué nos
depara el futuro?
El planeta tierra; las estrellas; el sistema solar; el bossón de
Higgs, el gran colisionador de hadrones,
todo esto muy bien estudiado, investigado y explicado en volúmenes
y volúmenes que llenan bibliotecas con los nombres de los científicos más
famosos del mundo.
¿ Nadie se preocupa por una guerra nuclear?
En cualquier momento, incluso durante esta pandemia, algún loco
presidiendo un país del norte, del sur, del este o del oeste, podría desatar
una tercera guerra mundial y todo...¡bummmmm! ...a la mierda, con la pandemia,
el protocolo, el barbijo, el alcohol y lo demás.
Me acaricio el brazo, algo armado con tres huesos: húmero, radio y
cúbito.
.Al menos esto es lo que recuerdo de las clases de anatomía de la
escuela secundaria.
Mi escuela secundaria: Escuela Normal Superior de Maestros “ Juan
Pascual Pringles”, orgullo de la querida San Luis de los años 40; concurríamos
con uniforme gris, camisa blanca y corbata negra...¿qué tal?
Los chicos del Colegio Nacional, nuestros “rivales”, nos llamaban
“los burros pardos”...jajajaja.
Entre las curiosidades de esa época les cuento que para los
festejos del 25 de Mayo se realizaba el desfile de una carroza alegórica
con antorchas; la Patria, representada siempre por una hermosa jovencita de
cabellos negros- elegida entre las alumnas de la Escuela Normal de Maestras
Paula Dominguez de Basán-, se “entronizaba” en lo alto de la carroza sujeta más
o menos bien según la habilidad de los “constructores” del artefacto montado
sobre un camión.
Pues bien, rodeando el vehículo y con antorchas encendidas los
alumnos de la Escuela Normal Superior de Maestros Juan P. Pringles ,
conscientes de la envidia de los chicos del Colegio Nacional, desfilaban frente
al numeroso público presente.
¡Como para no estar orgullosos de pertenecer a la querida escuela
que recordaba con su nombre al héroe de la gesta sanmartiniana!
Pero...no...no nací en San Luis; nací en Santa Fe en 1935 pero por
cuestiones de trabajo, trasladaron a mi padre a San Luis en el año 1940 como
jefe electricista de la Unión Telefónica como se denominaba en aquellos
años la empresa de teléfonos.
En una tarde fresca de verano mi padre José Inocencio, ex
boxeador en su juventud; mi madre Ofelia Zulema, profesora de
piano, mi hermana Beatriz con tres años y yo, el niñito Eduardo con cinco años,
arribamos a una ciudad que era un poco más que un pueblito.
Viviríamos en la casa que la empresa que empleaba a mi
padre le cedía; una casa situada en los fondos del edificio principal con
parrales; la casa donde casi pierdo la vida jugando con mi hermanita en la sala
de la gran dínamo; la casa en la que tuve mi primer gato que llamé Milonga y
que murió al caerse por una escalera.
Pero vamos...¿no era que los gatos tienen siete vidas?
Continúo...esa casa donde falleció mi hermanito Jorge,
el único puntano, a los tres meses de lo que llamaron en esa época “ muerte
blanca”; la casa donde tuve mi primera relación sexual; la casa que soportó el
terrible terremoto de San Juan en el año 1944; la casa ubicada en Belgrano entre
Rivadavia y San Martín separada por unos metros del edificio del Banco de la
Nación Argentina distante pocas cuadras de la Plaza Pringles, la plaza de la
famosa “vuelta del perro”: los jóvenes paseando en un sentido y las jovencitas
por el contrario, se cruzaban entonces las miradas intencionadas...y así se
armaban los “noviazgos”.
Las dependencias asignadas a nuestra familia contaban con un
recibidor en la planta baja donde se destacaba la presencia del piano
Simmerman traído desde Santa Fe para las clases de piano que daría mi madre;
dos dormitorios, cocina y baño y otro comedor más pequeño en la planta superior
con un gran ventanal desde donde se divisaban las montañas que parecían estar
al alcance de las manos y que fueron nuestras “guardianas” durante los
años de la niñez y adolescencia.
El Simmerman sería mi primer piano con el que inicié los estudios
en el Conservatorio Miceli dirigido por doña María Belia Villegas de Britos,
una mujer encantadora que supo despertar mi amor por el instrumento que
sería el compañero de toda mi vida.
Viví en el edificio de la empresa de teléfonos hasta los veinte
años; el servicio militar me destinó a servir en la Marina; abandoné
entonces San Luis y fui a dar con mis huesos a Puerto Belgrano para iniciar un
periodo de dos años de vida militar.
Nunca olvidaré el consejo que nos dio un suboficial el primer día
de entrenamiento.
Reunida toda la tropa en el patio principal de la base, con voz
clara y resonante nos dijo: “ Las bolas las cuelgan afuera, en el alambrado que
rodea el patio y cuando se vayan se las vuelven a colgar”.
Borges puro.
Concluido el servicio militar un inesperado ofrecimiento de
trabajo en la ciudad de La Plata me llevó a ser profesor de música del Colegio
San Vicente de Paul echando por tierra mis planes de estudiar piano
en la Escuela de Música de Mendoza famosa por su calidad académica.
En la ciudad de los tilos viviría desde 1957 hasta 1990 dedicado a
la enseñanza del piano pero con algunos episodios en los que abandonando
la docencia de la música, por vueltas de la vida y por ser yo medio “loquito”
fui sucesivamente mozo de una cafetería; pianista de conjuntos musicales de
bailables; empleado de la conocida joyería El Trust Joyero y Relojero,
pianista acompañante en la Escuela de Ballet del Teatro Argentino de La
Plata y finalmente técnico radiólogo de un centro médico privado en
la capital.
Volvería entonces, y ya instalado en la ciudad de Tigre, a mi
antigua vocación de profesor de música reiniciando la docencia con
alumnos particulares, modalidad que proseguiría hasta 2020.
Mis propios recuerdos; la imaginación que viaja con nuestros
sueños conectándonos con las voces que resuenan en el interior y nos cuentan
historias.
Tres tentaciones: esperar, justificar, culpar al otro.
¿Quién soy?
Soy yo, el Eusefrindo que muchas veces simplemente es un tonto y
otras veces, un irascible vejestorio.
Me gustaría poder poner en una misma línea mis pensamientos, mis
emociones, mis sentimientos.
Pero eso rara vez ocurre.
Podemos cambiar, eso es cierto y el cambio comienza en el mismo
momento de concebirlo.
Pero debemos creer con todas las fuerzas de nuestro intelecto y de
nuestro corazón; recordemos que nada es “así”, todo está aconteciendo.
Modifiquemos nuestro entorno creando una realidad que no repita
continuamente las mismas experiencias, los mismos errores, siempre buscando el
lugar del confort.
Soy el dueño de mi cerebro; él participa en todos los
procesos de mi vida; cuando funciona bien yo la paso de suertes.
En estos meses de pandemia hemos sufrido toda clase de traumas:
físicos, psicológicos, económicos, inundados por pensamientos negativos e
información contradictoria.
El miedo y la angustia han presidido más de una mesa y nuestros
hogares se transformaron en cárceles inesperadas.
Y por supuesto...lo de siempre: esta pandemia es un castigo
divino.
Pero...¿ es así realmente…?, ¿Dios castiga?
De inmediato nos viene a la cabeza el famoso diluvio. Y no olvidemos
que del HIV se dijo también al comienzo que era un castigo divino.
Y otra cosa: ¿quién no ha escuchado alguna vez : “si te portas
mal, Dios te va a castigar”?
Por otro lado: ¿Dios no es el Padre de toda la Creación?
Por lo tanto también el Todopoderoso debió crear los virus y
de ser así...¿ con qué fin?
Los científicos argumentan que el verdadero origen de esta
pandemia se debe a la propia actividad humana y lo que provocó en la
naturaleza, en el mundo de la política y de la economía
“Lo que nadie podía pensar se ha hecho realidad: la paralización
de un día para otro de toda actividad económica a nivel mundial, excepto los
servicios esenciales.
El mundo moderno estaba tan confiado en sus logros y avances
tecnológicos y tan obsesionado con una economía de crecimiento ilimitado, que
la actual pandemia del coronavirus ha sido un golpe brutal que ha dejado
noqueado el sistema actual, con su ritmo vertiginoso de actividades
empresariales y afluencia de personas de un lugar a otro del mundo”.
(Alfonso Ropero Berzosa:“Los virus del Edén”-pág. 15-
)
¿Estos son los tiempos del Apocalipsis?
Sobre esto hay opiniones encontradas entre los miembros de las
distintas iglesias “oficiales”.
¿Cuándo es oficial una iglesia?
Divagaciones
sobre Música
Sonido: el sonido es una onda de presión que comprime y rarifica
el aire trasmitiendo energía;
puede decirse también que es una “sensación producida en el
órgano del oído por el movimiento vibratorio de los cuerpos a través del aire.
Es el resultado de una vibración mecánica. Al golpear un
cuerpo sonoro, sus moléculas experimentan un movimiento de ondulación o
vibración.”
“La materia prima de la música es el sonido. El compositor
organiza, escribe, estipula sonidos en ese diseño que es la partitura”.
(Pompeyo Camps: “Comprensión y goce de la música”)
Los psicólogos John Sloboda y Patrik Juslin, de la
Universidad de Keele, nos dicen que “la base de nuestro comportamiento
emocional es la capacidad de respuesta a situaciones que, de algún modo, nos
sorprenden”.
Y agregan:” Parece que la música pone en marcha los mismos
mecanismo de asombro”. (Revista “Muy Interesante”- Junio de 2004-pág.20)
Sonidos...silencios...ruidos... ¿sólo eso es la música?
Los animales...¿disfrutan de la música?
Tuve un gato siamés al que llamé Yimmel y que siempre que tocaba
en el piano obras de Juan Sebastián Bach venía y se echaba a mis pies con el
inconveniente de impedirme utilizar los pedales del instrumento.
Al principio no me di cuenta pero después, hice la prueba de
cambiar de compositor y tocaba, por ejemplo, Federico Chopin, el gato,
despaciosamente se levantaba del piso y se dirigía...a donde le vinieran ganas.
Luego retomaba algún trozo de Bach y... el gato reaparecía.
¿Casualidad?...era lo que me decían mis amigos, pero nunca lo
creí.
Algo en la estructura de la música de Bach hacía que el gato se
movilizara hacia el instrumento.
La música: ¿es importante
para nuestra vida?
Casi nadie duda que al escuchar una bonita melodía nuestro estado
de ánimo se modifica.
“ Una de las teorías más defendidas al respecto señala que la
naturaleza humana dicta las condiciones que debe tener una secuencia de notas
para que la interpretemos como una pieza musical”.(Jorge Alcalde: Cómo nos
transforma la música”- Revista Muy Interesante- Junio de 2004- Pág 18)
La música no sólo afecta lo emocional sino que ayuda a
mejorar nuestro estado de ánimo reduciendo el estrés y mejorando la
concentración y la memoria; pero no solo eso: también se ha demostrado que
cuando escuchamos música el sistema inmunitario se regula, mejora la capacidad
cognitiva y el estado emocional y se mejora la concentración y la memoria.
“ La psiconeuroendocrinóloga e intérprete musical,
Daysy Fancourt, del Colegio Universitario de Londres, ha demostrado que cuando
escuchamos o componemos música, así como cuando tocamos un instrumento,
se regula nuestro sistema inmunitario”.(Revista:Mente & Cerebro- Artículo:
“El baile, un elixir para la vida”- Julia F. Christensen-N° 105-Diciembre 2020
)
Desdichadamente hay circunstancias que impiden el goce de la
música y una de ellas es padecer amusia o incapacidad para apreciar la música
cualquiera sea su género, y la otra es sufrir de anhedonia musical específica
por la cual la persona no siente placer al escuchar música.
La amusia es un trastorno que impide reconocer sonidos o
secuencias de sonidos musicales. O sea: incapacidad para reconocer un sujeto
melódico o rítmico.
Existen distintos tipos de amusia:
Amusia motora: incapacidad para silbar o cantar una melodía o
reconocer una secuencia rítmica a pesar de que el sentido del ritmo es una
capacidad innata en los seres humanos.
Amusia perceptiva: incapacidad para reconocer sonidos.
Existe la amnesia musical: incapacidad para reconocer canciones
familiares.
Apraxia musical: incapacidad para interpretar música.
Agrafia musical: incapacidad para escribir música en personas que
sabían y podían manejar esta habilidad.
Alexia musical: incapacidad para leer música en personas que
sabían hacerlo.
Amusia instrumental: incapacidad para tocar un instrumento
musical.
Las personas que padecen de amusia pueden escuchar música pero no
la disfrutan ya que al no poder procesar la altura de los sonidos, los
sujetos melódicos no tienen ningún sentido y por lo tanto no provocan ninguna
reacción emocional.
En alguna amusias extremas la música puede volverse verdaderamente
desagradable y hasta irritante.
Finalmente…
“Sólo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada: uno
se llama ayer y otro mañana.
Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y
principalmente vivir”-(Dalai Lama)
Fuimos llamados a la existencia, y se nos dio la fe como donación
de luz.
“No me digas lo que soñaste mientras duermes; dime lo que sueñas
cuando estás despierto”-(Reb Noson )
Un poco de poesía
De su biblioteca Eusefrindo retira el volumen de “Poemas sobre un panel
de biombo” de Belisario Luna, se dirige a paso tranquilo hacia su sillón
preferido y como no hay nadie en la habitación lee en voz alta:
1
El
rocío sobre las cañas,
el corazón se
deleita en el silencio que hace compañía
y con los juegos de la primavera.
2
Somos
como hojas caídas
en
el otoño.
Tan frágiles y vulnerables.
3
Como la noche tranquila
amada
señora, me abandonas.
4
El
espíritu más refinado
se manifiesta
en el
agitar del abanico.
5
Pequeño pájaro encantado
en la
tela pintado bellamente,
pájaro de ceniza y de madera,
¿cómo sonará tu
canto?
6
En mi
propio corazón
está el bosque;
en mi
propio corazón, toda intención.
Si
quiero la luz de la luna
la
busco en mi propio corazón.
7
Nubes.
solamente nubes,
y la flor del cerezo,
ineludible destino.
8
Noventa años es ya edad de viejo,
al parecer sólo restan
días de rutinas.
Tengo ganas de llorar.
9
Un bello abanico
adorna la mano de la geisha.
Ilustrado con exquisitas pinturas
el
abanico establece una relación
entre
movimiento y poesía.
10
Una flor en el
florero,
blanco pimpollo húmedo de rocío;
una flor en el florero,
inocente poesía.
11
Daisuru Kurama camina en silencio;
detrás suyo un anciano recoge una flor mustia.
La vida se ha expresado así
con suave melancolía.
12
Amado señor mío,
en la noche oscura
la luna me roba
tu desnudo cuerpo.
13
Algunos monjes visten sólo
túnicas de monjes;
algunos monjes comen
comidas para
monjes y nada más;
algunos monjes sólo hablan como monjes,
ellos son como demonios.
14
La vida poblada
de impacientes pensamientos.
Profunda tristeza
de un camino sin huellas.
15
Una línea en el horizonte
y nada más.
Blancas
florecillas que se inclinan
con la brisa
para brindarme un día
radiante de luz.
16
Estela luminosa
en el cielo
el vuelo de una grulla.
17
Caligrafía,
el arte de la paciencia
y
la poesía.
18
Encaje insular,
el mar borda en la isla
pacientemente.
19
Flores
mustias.
Un manto de tristeza
sobre la tumba.
20
El
gato juega
original combate,
vence a su sombra.
21
Bote en la noche
navega silencioso
río de estrellas.
22
Sauces que lloran
la ausencia de pájaros
¡y tanto cielo…!
23
El viento roba
el abanico roto
y sus secretos.
24
Lluvia
y granizo
toda la mala suerte
para el mendigo.
25
Entre las ramas
solo el nido queda
y un blanco plumón.
De todo un poco
Unmuchacho mantenía una rutina diaria que no le gustaba alterar.
Se despertaba temprano, alrededor de las 6,30 de la mañana, se
daba un baño rápido, desayunaba con proteínas, algo de fruta y té.
Observaba en el espejo de
cuerpo entero los adelantos que había obtenido en el gimnasio y rápidamente
vestía su ropa más cómoda.
Salía de casa con todo listo para el trabajo y la facultad
sabiendo que se encontraría con un gentío cargando bicicletas, niños en brazos,
colegiales y los empleados de las distintas actividades.
A él, esto no le molestaba, al contrario, le encontraba un cierto
encanto, participar de esa multitud que lo hacía sentir vivo e integrado.
Mientras aguardaba el transporte que lo llevaría a destino se
entretenía observando a las personas que lo rodeaban tratando de adivinar sus
edades, dónde vivirían, cuáles serían
sus ocupaciones, sus proyectos, sus sueños…
17
El viento sopla;
la lluvia cae lentamente;
nadie puede impedir
acciones tan simples y perfectas.
18
Observo el lago en la
serena tarde.
Me esfuerzo y pierdo el lago,
¿qué queda?
Agua y
el enojo.
--------------------------
-------------------------------
-------------------------
Cuestión de deformidad…
Esta tarde estando sola en casa y algo aburrida me metí en la
biblioteca de Unmuchacho; una habitación espaciosa con un hermoso ventanal con
sus cuatro paredes cubiertas por estanterías
pintadas de blanco repletas de libros
ordenados alfabéticamente que él mantiene libres de polvo porque todos
los días los repasaba con el plumero.
Días pasados ocurrió algo raro: Unmu había estado leyendo toda la
tarde, revisando distintos volúmenes, muy concentrado en la lectura, tomando
notas y en ocasiones murmurando algo en voz baja.
En un momento se puso de pie, bostezó, estiró sus brazos, se
alborotó el cabello y con voz algo cansada me dijo:
-Nenita… voy a prepararme un trago…ya vuelvo-… y se dirigió al
comedor.
-Bueno…”nenito”… respondí con voz burlona-, voy a leer un rato-
Sin perder tiempo subí al escritorio y vi que el libro que había
estado leyendo Unmu estaba abierto; pude leer que en la parte superior de la
página estaba escrito un título: “El cuerpo humano y su anatomía”, había varias
fotografías de hombres desnudos y ¡ todos tenían la misma deformidad entre sus
piernas como la que había visto en Unmu!
Entonces..¿aquello no era
una deformidad como había creído?... ¿era algo “normal”’…¿sería posible?¿y
qué función cumplía?
Sin saber que pensar miraba una y otra vez las láminas y cada vez
me convencía más que debía haber una explicación para el…”fenómeno” en forma de
salchicha con sacos que colgaban.
Al leer algunas líneas encontré palabras que jamás había
escuchado: “pene”…”escroto”…testículos”,
“semen”…próstata”…parecían más bien términos referidos a enfermedades o…algo así…
Supongo que en algún momento me atreveré a preguntarle a Unmu
aunque no creo que esta “deformidad”-como la sigo llamando- sea algo que incida
en su salud ya que lo veo de excelente ánimo, yendo a la facultad, al gimnasio
y a su trabajo.
¡Cómo?¿No les hablé sobre cómo se gana la vida mi amigo? Vaya…Unmu
trabaja en una importante firma de abogados de la capital federal desde ya hace
más de tres años; no nos olvidemos que está cursando su último año en la
Facultad de abogacía.
No sé exactamente que asuntos manejan pero parece que les va bien
por lo que he escuchado hablar a Unmu con
sus amigos cuando se reúnen en casa y que se refieren a la evolución del
estudio, los encargos que reciben, las reuniones con importantes empresarios, y
su cartilla de clientes, algunos de bastante renombre incluso del mundo de la
farándula.
Página de Diario
Hace un tiempo, estuvimos juntas Pólex y yo; luego ella tuvo que
ocuparse de algunos asuntos y dejamos de vernos.
Desde entonces me siento como un pájaro enjaulado sacudiendo sus
alas al puro vicio.
Es difícil explicarlo… su ausencia me perturba; sé que entre las
pulgas no es fácil establecer vínculos profundos…gustarse, sí, pero no mucho
más; las pulgas no somos de entregarnos fácilmente a las confidencias.
Pero esto es otra cosa; son sentimientos que nunca experimenté y, aunque
un poco perturbadores, me gusta dejarme llevar por el vaivén de sus improntas.
A veces tengo la impresión de que me invento historias para
sentirme viva…no sé.
Siento como si Pólex me aceptara sin cuestionarme dispuesta a
escuchar, a brindar la palabra oportuna, a confiar en el cariño que empieza a
unirnos.
He vivido sola-o mal acompañada- durante mucho tiempo…¿qué pasó
con Pólex?...menudo lío me estoy haciendo…tal vez le estoy dando demasiada
importancia al asunto.
Pero me siento bien; quedamos de vernos el próximo domingo, hoy es
viernes…no falta mucho.
El que Pólex sea homosexual no pareció importarme al comienzo de
nuestra amistad; después ella encontró una amiga “rianchi” con la que se
ilusionó para formar una pareja, estuvieron juntas un tiempo pero algo sucedió
y dejaron de verse.
Ahora soy yo la que está algo confundida; seguimos siendo amigas,
compartiendo salidas a veces solas y otras con amigas pero esto que ahora estoy
sintiendo por ella es algo nuevo y distinto.
Pienso llamarla en estos días para que concertemos un encuentro
porque esto de no vernos, de no saber de ella me pone de malhumor…bah…digo yo,
de mal humor, en realidad parezco una chiquilina inquieta y caprichosa.
Se me acaba de ocurrir una idea un poco…”loca”
¿Y si programo una cena invitando a Pólex, al Ratta, a Unmuchacho,
a Eusefrindo con la excusa de que es mi cumpleaños?
Pero… ¿para que rodear a Pólex de gente cuando en realidad sólo
quiero verla a ella?
Chiquilina…sí…eso es lo que soy…
La
mirada de la Pulga
Dicen que soy muy pequeña, pequeñísima tal vez y que por eso soy
fácil presa de cualquier depredador, pero yo digo que no…me siento tranquila
porque estoy bien “armada”.
¿Armada en qué sentido?
Pues con este cuerpito duro y achatado que así sirve mejor a mis
necesidades; poseo buenas y fuertes patas traseras para facilitar los saltos y
un aparato bucal para alimentarme y si a eso le agregamos que nos da lo mismo
habitar en humanos o en animales…está todo dicho.
Soy afortunada al tener lo que necesito y me es útil; observo a mi
alrededor y trato de ver el lado bueno de los acontecimientos.
El Supremo me creó también a mí y con eso es suficiente para sentirme
importante y protegida.
¿Saben qué…? No sé por qué me viene esto a la cabeza…
Pienso que Eusefrindo posee
un alma hermosa llena de amor y, ahora con los años, de sabiduría.
Hace ya tiempo, recuerdo una mañana de invierno de mucho frío;
Unmuchacho había salido a correr
pese a que Eusefrindo trató de disuadirlo; cuando volvió estaba
morado, tiritando de frío y con la respiración muy agitada.
De inmediato Eusefrin fue a la cocina y le preparó un café bien
caliente mientras avivaba la llama de la estufa para que Unmuchacho pudiera
reponerse más rápido.
Esto puede parecer algo que haría cualquiera pero había en los
gestos y la actitud de Eusefrindo algo que
hacía sentir un alma cargada de ternura y protección.
Después de todo, Unmuchacho había sido discípulo de Eusefrindo
cuando cursaba la secundaria.